sábado, 24 de julio de 2010

Beba con moderación... ¡OTRA NOCHE!

Era cierto lo de la barra libre de cerveza helada. Lo de algo de picar también... era algo de jamón, recién cortado, eso si, con algunos picos de pan. ¡Hay que ver cómo volaban las bandejas!
Esto de que el hospitality lo monte Heineken tiene de malo que sólo te dan cerveza de beber... ¡Espera! ¡No se me ocurrió pedir agua! Pero cubatas sé que no daban... Bueno, aunque podías elegir entre caña en vaso o un botellín de aluminio muy cool...

Mayer nos demostró que no sólo es un gafapasta retro y autosuficiente amante del vinilo, sino que sabe sostener un directo brillante. Incluso comentó que dando un concierto en una playa le apetecía hacer algo especial y adaptó un tema al ritmo del reggae. La banda muy solvente, incluso con los coros. ¡Un buen concierto!

No se podía hacer fotos desde el Backstage, porque lo ponía en unos carteles, y porque los focos daban directamente en el objetivo.
¡Qué grande Mayer, aún sin la pantalla gigante! ¡Qué setentero! ¡Qué retro!¡Qué marchoso!

Los Very Best me resultaron un poco pachangueros, la verdad. Nos estábamos descojonando en el hospitality de un guiri muy alto, muy pálido, muy rubio y muy gafoso ¡y resulta que era el que pinchaba! Es que la cosa iba de DJ con cantantes africanos... ¡Luego me fui encontrando al guiri, que resulta que se llama Johan Mikael Karlberg, allí por donde iba ja ja jaja ja aja!

La playa llena con el ritmo facilón de los Best

Como a las 2 de la madrugada aún teníamos el cuerpo de jota nos buscamos un local con marcha y caímos en Altxerri donde descubrimos a Bottom Club. ¡Qué caña! ¡Qué energía y saber hacer! ¡Y estaban en su segundo pase!¡ Y qué ambientazo en el local! ¡Y allí estaban The Very Best en pleno, con Johan Mikael Karlberg, tan alto, pálido, y gafoso como antes! Y uno de los cantantes, en primera fila y completamente desfasado, le estaba enseñando a una rubia el sensual ritmo de Malawi... desde muy cerca. ¡Se empleaba con más energía que en el escenario ja ja ja ja jaja ja!



Alas 4:30 a casa con los pies rebentaos. ¡Qué suerte que hay autobús a esas horas! ¡Otro gran acierto de nuestra perenne alcaldía!

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