domingo, 24 de enero de 2010

Mi Donostia gafapasta

Sí, lo reconozco: Voy a la Fnac. Y además, como a cualquier gafasta que se precie, me gusta ir solo. Pero yo soy un espécimen raro, una suerte de gafaspata-perroflauta, porque desprecio la sociedad de consumo y, por lo tanto, no compro nada. Me dedico a hojear los libros, a ver los conciertos y presentaciones, y a escuchar discos de Jazz gratis. También pongo a mi hijo a leerse Mortadelos enteros cuando no voy solo. En compensación, a veces, me tomo un té en la cafetería. Y también compro regalos para otros.












Bueno, ahora ya no hay sala de lectura, han quitado las tres sillas que había, supondrán que la gente lee de gorra y luego no compra, como ocurre en algunos casos, pero los recalcitrantes buscamos el banco para los estantes altos y nos sentamos en él. El amplio ventanal a la calle aún no lo han tapiado...

2 comentarios:

  1. Pues sí, yo me pasaba horas leyendo libricos en la sala que había antes. Lo bueno dura poco.

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  2. y no te dicen nada por la camara?

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