sábado, 15 de mayo de 2010

Panchito

Ahí sigue Panchito, sonriendo inmutable desde su escaparate.

Bueno, mutar sí que ha mutado un poco, ha sido reparado y repintado unas cuántas veces... y también se ha desplazado, aunque apenas unas decenas de metros, desde su primitivo emplazamiento en Casa Paulista, aquel tostadero fundado en 1914.

¿A que tiene un toque Jazzi de New Orleans? Sí, alguien se fijo en eso, y en el año 86 del pasado siglo, portando una trompeta entre sus manos, fue la imagen del Jazzaldia Donostiarra.
También he oído que un visitante Yankee quiso comprarlo por un buen fajo de dólares, pero su dueño se negó y el muñeco se quedó en la ciudad.
En Bilbao hay sucursal con su nombre, bien es verdad, pero no le tienen a él.


Ahora mira a la calle desde este establecimiento relativamente nuevo, pero no ha perdido su carácter atemporal: Es un arquetipo; la imagen del esclavo agradecido, del sometido feliz.
Un símbolo que nos remite hoy como ayer al café: ese producto que se paga en origen a precio de miseria y se nos vende aquí a precio del oro. Esa droga que nos sirve para espabilarnos, que nos mantiene alerta y estimula la ilusión de que somos más listos que ellos, de que mantendremos el estatu quo: nosotros arriba y ellos abajo.
¿Por qué estas tan tranquilo Panchito? ¿Es que tú no tomas café, como decía Mama Inés?



Me gusta verte ahí, Panchito. Tu imagen me aporta estabilidad; esa sensación necesaria de que hay cosas inmutables, de que hay símbolos eternos.

Me caes bien Panchito, en serio, pero te miro... y no sé bien de qué te ríes.

2 comentarios:

  1. Uno... A mi que a la silla le han puesto el respaldo demasiado abajo.

    Dos... De qué se ríe? De que le está enseñando el trasero a los concurrentes del local... O te creías que sólo miraba a la calle?

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  2. Antes estaba en la calle Garibay, y ahora está en la Plaza de Gipuzkoa. Por cierto, que tengo una amiga que trabaja en ése garito. Bola de Nieve, Mmmm. Qué bonito. Cuando era cría siempre me quedaba mirando a Panchito en el escaparate de la Casa Paulista.

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